Restaurante: Restaulandia

Una nave industrial sin ventanas. Cutre, sucio, comida malísima, pero mala de verdad, animadores pésimos. Creo que jamás había ido a un sitio tan asqueroso. Los animadores y la mascota esa que tienen, todos con los disfraces sucios y rotos. Las mesas y las sillas las han cogido de un vertedero, estrechas y pegadas unas a otras. El del micrófono, pegado a nosotros y con el volumen a tope. No se puede ni hablar, ni casi moverte. Vamos, un timo en toda regla. Yo me he ido corriendo y casi sin comer. Ha sido horrible!!!!

Muy buen sitio para que los niños disfruten también de una comida familiar o entre amigos sin que se aburran. Menús adaptados para los pequeños y para la sobre mesa mientras los mayores disfrutan de una copa ellos juegan con animadores.

Lo mejor que no dejas a los niños para que los cuiden. Cuatro personas están pendientes de ellos desde que entramos hasta que nos fuimos y los tienes a la vista, que es muy tranquilizador. Otra cosa muy buena es que pueden jugar sin que nadie te mire mal porque molestan

Muy buen sitio para que nos solo disfruten los mayores del moemento de la comida, sino que los pequeños puedan pasar un rato divertido jugando con otros niños y sin perderles de vista.

El equipo de animación mantiene a los niños entretenidos todo el tiempo, pero lo hace en el mismo espacio donde comen, tanto ellos como los adultos. En nuestro caso íbamos 16 adultos con 18 niños y había otro grupo grande y otros dos más pequeños, con lo que el ruido en la sala apenas nos permitía mantener una conversación. Los camareros bastante bordes y la comida no está mal pero tampoco es como para tirar cohetes