Fuí con una amiga este fin de semana a visitar Girona, me encanta esta ciudad. Decidimos seguir las recomendaciones de otros viajeros por internet respecto a este pequeño restaurante y fue un descubrimiento!!!. Local acogedor y mínimalista con ese toque de estilo sin alardes. El personal que atiende las mesas, jóvenes, muy amables, con muchas ganas de dar un servicio excelente, personas que cuando han finalizado su turno de trabajo disfrutan de una pequeña charla con los clientes. Comimos un salteado de verduras, una crema de verduras al aceite de trufa blanca, pasta con mozzarella y tomatitos cherry, pollo rebozado con miel, estofado de ternera y un risotto espectacular. Los postres, caseros y se nota. En cuanto al trabajo en la cocina, sólo puedo decir que este acogedor restaurante tiene un cocinero digno de la cocina de hoteles de 4*,: he comido en "el pati verd", en "el mimolet" en el "el blanc", demos tiempo al tiempo, este joven cocinero dará que hablar.... El precio de los menús, diario y de fin de semana sorprendentemente ajustados dado el nivel de la cocina, detalle que se agradece. Sin duda repetiré en este restaurante cada vez que vaya de visita a esta ciudad que me encanta.