Restaurante: Mezzaluna

Divendres passat vam anar un grup de gent a celebrar un aniversari. A banda de posar alguns plats plens de cops per les voreres i que podien tenir cert perill de tallar-te amb ells, el temps i el menjar va estar prou bé. El principal problema va ser que el local té un cartell ben clar on es diu que és un espai sense fum i quan, el servei de cuina va acabar de preparar menjar, es van posar a una taula a sopar al costat nostre i es van posar a fumar.

De forma simultània, part de la gent del nostre grup, que fins aquell moment sortien fora del local per fumar, van també començar a fumar dins del local. Si el local ha escollit ser un espai lliure de fums, la norma no només afecta al clients, si no també a la plantilla. La plantilla hauria de ser precisament un exemple del que el local representa.

Així doncs no el recomano aquest local pels fumadors perquè quan creuen que han de sortir fora a fumar pel que sembla es pot fer dins. I evidentment, tampoc el recomano pels no fumadors, que van pensant que no s’empassaren cap fum i, com a mínim, acaben amb el cos ple de fum de les cigarretes de la gent de la plantilla.

Suelo ir mucho a este restaurante, porque en los tiempos que corren de economía floja, se come muy bien y a un buen precio, ademas es un ambiente muy acogedor, con luz tenue (a veces se pasan y no leo la carta jajjaj) recomiendo la pasta y el entrecot que esta buenísimo y no es una braseria.Y para terminar también destacar que todo el personal son gente joven y bastante tratable.

La ultima vez, fui a cenar un sábado por la noche con mi pareja y unos amigos. La verdad se cena muy muy bien y a a buen precio. Siempre hay que esperar un poco, pero están bien organizados, nunca es mucha la espera. Hay una camarera larguirucha un poco borde, pero el resto de personal y la jefa son muy agradables. yo lo recomiendo sin lugar a dudas.

La pasta es excelente, realmente buena. Pero el servicio muy nefasto.

La última vez que fue, tuvimos que esperar durante más de 1 hora, aún llamando para reservar, con una embarazada de 8 meses en el grupo. Una vez sentados, tardaron en tomarnos nota, nos sirvieron la sangría con la jarra rota, nos dijeron que no nos podían poner platos ni copas adicionales porque no tenían libres (todos estaban sucios).

Pero lo peor fue cuando pedimos el queso y después de 20 minutos, con la pasta servida y fría, una amiga tuvo que levantarse para ir a la cocina a cogerlo y le dijeron que no sabían donde estaba. Luego nos vino la camarera a la mesa y nos dijo que "el queso está ocupado", es decir, que el cazo donde servían el queso estaba en otra mesa y no tenían más... cómo puede ser que en un italiano te digan que no te pueden servir queso para la pasta!!!

Total, una cena nefasta!!

Es un restaurante con mucho encanto, además se come muy bien y bien de precio.