Restaurante: San Pablo

Es curioso leer una opinión que no valore tanto los platos y que se centre en la calidad humana de los que allí trabajan. Pero les voy a contar mi experiencia y dejo que sean ustedes los que valoren. Fuimos mi familia y yo el domingo de resurrección del 2017. Estábamos esperando a que nos tomaran nota cuando una señora que se había sentado cerca de nosotros cayó al suelo inconsciente y comenzó a convulsionar mientras vomitaba. Los que estábamos alrededor fuimos de inmediato y asustados a intentar ayudarla. Pedimos ayuda y llamamos a aquellos que trabajaban allí. Al grito de 'llamen a una ambulancia' el señor que nos había atendido, nos contestó ¿tienen móvil? ¡pues háganlo ustedes que estamos muy ocupados! Por supuesto llamamos a una ambulancia y mientras venía tratamos de aplicar con aquella mujer todas las técnicas que te enseñan en los cursos de primeros auxilios y los que nos explicaban por el teléfono los sanitarios del hospital. Por su parte ella recuperó la consciencia pero los vómitos persistían y había perdido la facultad del habla. Aparecieron unos enfermeros que habían escuchado el jaleo desde la calle y tomaron las riendas de la situación (menos mal). Nos pidieron que fuéramos a buscar algo para limpiar pues la pobre señora estaba tumbada encima de todo el vómito. Nos acercamos a la cocina para pedir trapos y que nos echaran un cable y encontramos a una camarera que decía estar muy ocupada y que no nos podía atender. Nos fuimos al señor encargado que anteriormente nos había dicho que llamáramos nosotros a la ambulancia y nos ignoró completamente. Aquellos 'humanos de calidad cuestionable', no pararon de servir las mesas y de hacer como que no pasaba nada ante la perplejidad de los que éramos sus clientes durante todo el tiempo que duró el proceso. Por supuesto conseguimos todo el papel del baño y con eso hicimos el apaño. Finalmente llegó la ambulancia y pudieron atender a la señora y llevársela. Por supuesto el dueño y empleados no hicieron acto de presencia en ese momento tampoco. No hace falta que diga que, por supuesto, nos largamos de allí indignados como no lo hemos estado en nuestra vida, sin probar bocado y preguntándonos qué habría pasado si no hubiera habido gente justo en esa parte del comedor que pudiera socorrer a esta mujer. ¿qué habría pasado si hubiéramos sido uno de nosotros? Ahora pregúntate, ¿qué pasaría si comiendo allí te pasa a tí? Puedes morirte sin que se inmuten. (bueno, quién sabe, lo mismo les hubiera molestado el papeleo... ) por supuesto, nunca jamás pienso poner un pie en ese local y tengo intención de proclamar a los 4 vientos este suceso a todo aquel dispuesto a escuchar o leer.