Servicio normal, aunque había mucho público. Al terminar mucho mejor, se les notaba más relajados. Excelente el pulpo a feira, los calamares a la plancha, el chuletón de buey y muy buena la tarta de queso casera. Variada carta de vinos, ya que al ser restaurante gallego no te meten por los ojos solamente el típico albariño. Me llamó la atención la sugerente selección músical -jazz, bossa nova, crooners, míticas orquestas-, aspecto que en los restaurantes no se suele cuidar, sobre todo en la sobremesa. Les pondría un 8 de 10. La visita fue muy satisfactoria.