Decidimos mi pareja y yo ir a este restaurante después de haber leído los comentarios anteriores y sólo puedo decir que fue decepcionante. Nos obligan a reservar porque se llena supuestamente (cosa que dudo y ese día no fue así y era sábado), para luego sentarnos en unas sillas de plástico junto a una sombrilla de una marca de helados y una mesa coja. Aún así teníamos una pequeña esperanza en la calidad de la comida, insípida es la única palabra que sé me ocurre para definirla. Resumiendo, pagamos 70€ para salir mosqueados.