Restaurante: Seis Ocho

Nos decidimos por este sitio por las críticas y localización ya que nos resultaba cómoda. El local tiene una decoración sencilla pero agradable de madera, ladrillo y hierro. Mucha distancia entre las mesas y éstas amplias. Nada más sentarnos nos pusieron tres aperitivos, a saber: plátano macho y yuca con salsa que estaba bien, mozzarella con salsa de anchoas bastante bien y gazpacho de albaricoque realmente bueno y diferente. Sin pedirlo y sin cobrarlo. Gran detalle. De entrante pudín de pulpo, plato frio de gran calidad y muy bien presentado realmente bueno. Dos segundos compuestos por flamenquines de ternera rellenos de foie muy elaborados y sabrosos y un exquisito pez limón sobre remolacha deshidratada. Hacía tiempo que no comía un pescado tan bueno (un taco perfectamente cocinado). El postre fue un sublime gateau de chocolate, como una tartita de mousse. Imprescindible. Todo esto con agua y una cerveza menos de sesenta euros. Sencillamente genial. El agua merece capítulo aparte. Cinco euros no es elegante por un litro de agua aunque sea numen. Sigue siendo agua. Este pequeño pero es subsanable y ha sido lo único que desentona. El servicio un diez, con un camarero para los platos y otro para servirte el agua o vino. Tenía un descuento del treinta por ciento sin el cual el precio sería de unos 78 euros que dada la calidad no es excesivo aunque si fuera de la media por la localización del sitio. Lo recomiendo mucho y repetiré. Seguir así!