Restaurante: Sidreria A Cañada

¿no se pueden poner estrellas en negativo? Espero que las espichas que organizan sean mejores que el trato que recibimos en una comida el pasado domingo 26 de marzo. El servicio pésimo: el camarero desagradable, borde, increpó a la gente y demostró una falta de respeto inaceptable. La comida: los que pidieron fabada la esperaron durante más de hora y media. De la variedad de cachopos enumerada en la carta apenas disponían de unas pocas y de algunas de las pocas variedades que teníais, sólo de una única unidad. Los cachopos que se sirvieron estaban crudos, no poco hechos y no en su punto, crudos! Un cachopo no es un solomillo o entrecote, si no está hecho como debe ser su ingesta no es muy agradable. En cuanto a los postres, tras tomar nota en un extremo de la mesa, a los comensales del extremo opuesto que piden lo mismo se les dice que "de eso no hay", desde el primer extremo no se entiende como se ha acabado lo que han pedido en 2 minutos si no lo ha pedido nadie más, así que a pedir de nuevo porque de lo pedido no hay ni 3 ni 1 ni nada, cero. Sirvieron porciones del mismo tipo de tarta "picassianas": algunas de tamaños minúsculos, no había un trozo igual a otro. La tarta de San marcos deconstruida no figuraba en la carta. Sobre las 5 de la tarde nos dicen que "vayamos dándonos prisa" porque tienen que cerrar: algunos apenas habían comenzado a comer porque, repito, esperamos más de 1 hora y media por la fabada. Por si esto fuese poco, la reserva era a las 3 de la tarde (aunque nosotros quisimos reservar a las 2) porque cuando reservamos nos dijeron que "entre las 2 y las 3, mejor a las 3 que así ya tenéis toda la tarde para vosotros". La pena es que no nos dijesen que estaba completo. Durante la comida se informó a los camareros y sus responsables de los problemas con el servicio y la comida, y sus explicaciones y justificaciones al respecto fueron de lo más variopinto: habían tenido problemas con la freidora, deberían haber cerrado un menú de grupo, etc. Etc. Hasta donde yo se, la fabada no se hace en la freidora, si pedimos fabada y no tenían es mejor decirnos que tendremos que esperar 100 minutos para darnos la opción de esperar o elegir otra cosa. Eran conscientes de que éramos un grupo bastante grande desde días antes, si no nos dan la opción de cerrar un menú entiendo que al menos deberían tener existencias de ¿el 50% de la carta? No deja de ser curioso cuando en las redes sociales y en su página web se prodigan como especialistas en comidas para grupos, a lo mejor ésta es la excepción que confirma la regla, pero no pienso volver para comprobarlo. Las disculpas llegaron tarde y fueron del todo insuficientes. Para ser honesta, en lo que a mi respecta, he de confesar que también hice algo mal, muy muy mal: abonar la cuenta. Quizás de esa forma fuesen conscientes de las consecuencias que tiene proporcionar un servicio de tan mala calidad a un cliente y evitasen repetirlo en el futuro, no conmigo, ya no tienen esa opción, ni con todas aquellas personas con las que tenga la oportunidad de compartir tan inusual experiencia, porque en lo que a mi respecta no puedo recomendar este establecimiento. No está la cosa para tirar el dinero.

La sidrería es un sitio genial. Nosotros fuimos hace una semana por primera vez y ya hemos repetido dos veces. Lo mejor que tienen son las cañas, incluso tienen premios por cómo las tiran, y la atención, que es de mil detalles, pero muy simpática y cercana, nada de etiquetas ni tonterías. Los aperitivos muy grandes, casi comes con ellos, y la comida es muchísima y muy rica. Tienen un canapé de bacalao casero que quita el hipo, y unas croquetas de rabo de toro riquísimas. El pulpo nosotros no lo hemos probado, pero todo el mundo lo pide y dice que está riquísimo, es nuestra tarea pendiente. Tienen sidras asturianas y vascas muy ricas, pero lo mejor, repito, es el trato.