Fuí con mi hija pequeña con la intención de tomar un pescado y un entrante ligero y así se lo dije al camarero que me atendió. Insisto en que iba con una niña de 9 años. Mi error fue confiar en su buena fe y dejarme asesorar como una pardilla sin mirar la carta. Resultado: por el pescado me cobraron 2 raciones (25€*2) y el "entrante ligero" que nos aconsejo el camarero fueron unos medallones de queso de cabra empanados como para 4 personas mínimo, a razón de 14€. Con la ración de queso habríamos cenado. El pescado me costó terminarlo y la niña apenas se comió la mitad del suyo. Incido en que insistí que no teníamos mucha hambre. Pequé de confiada y la broma me costó 78€ (queso+pescado+agua+2copas de vino. Sin postre) estaba todo muy bueno pero con la cuenta se me cortó la cena..