Un servicio lento y malo, con una comida muy sobrevalorada en el precio. El trato muy desagradable, no volveremos.
Un servicio lento y malo, con una comida muy sobrevalorada en el precio. El trato muy desagradable, no volveremos.
La pinta es muy buena, pero las raciones son muy escasas y el precio desorbitado para lo que ofrece, el vino muy malo y jamás habíamos pagado el pan al precio que lo pagamos alli: eramos 10 comiendo y pagamos de pan 7 euros, y para eso era de baguette descongelada y blancuzca. El lugar es muy bonito pero sólo para tomar una caña, no da para nada más si no quieres salir timado.
Fui con reserva y comida solicitada y una hora después de sentados nos trajeron las bebidas y nada más así que esperamos 10 minutos más y al no llegar la comida encargada nos fuimos
La comida estaba estaba exquisita, la carne estaba en el punto perfecto, y los entrantes estaban buenísimos. Los camareros fueron muy amables. Lo único que cambiaríamos sería la tarta, nos gusta más el sabor de la que hacen en la otra pastelería.
La encontré por Internet y nos ha gustado, el sitio muy típico gallego, buena atención a los detalles, han visto que teníamos frío y encendieron la chimenea. Las tapas muy buenas sólo la empanada de millo un poco gruesa. La tarta de queso casera bueniiiísima. Repetiremos sitio además está en un entorno precioso.
Impresionante. Lo encontramos de casualidad en esta página de internet y repetimos durante los días que estuvimos en moaña. Todo exquisito. De postre la tarta de chocolate con galleta riquísima...
Me encantó la taberna, se comen unas tapas excelentes y sus vinos... y que decir de esos postres caseros echos por la madre de lino bueno el trato genial. A parte de que somos amigos siempre estamos muy agusto sobre todo al lado de la chimenea. La recomiendo 100%muchos saludos a lino y su madre de amigos de cuspedriños
Descubrimos la taberna de Lino después de visitar "a fraga", comimos de tapas, chipirones, pulpo y mejillones, etc.. No solo estaba todo delicioso, el lugar es muy acogedor en el interior en invierno, y al volver en verano comimos debajo de la parra muy tranquilos y con una atención muy familiar, un gran anfitrión Lino y una gran cocinera su majisima madre.