Mi hermana y yo entramos a este restaurante por casualidad... Comimos el menú del día por 11€ y no esperábamos nada excepcional. Pero ¡qué sorpresa! El menú nos gustó muchísimo. La lasagne de calabaza fantástica. Muy sabrosa, con 6 pasos de elaboración y cada uno perfecto! Bien presentado. El segundo plato ternera con un broccoli hecho - como en cantabria no lo he comido hasta en un restaurante con una estrella michelin - perfecto. Y el postre, la pasta de pâte feuilletée frita caliente con relleno de una crema de vainilla fría encima de natilla con frambuesa... La verdad, nos daba vergüenza pagar por este menú lo que pedían y con mucho gusto dejamos una buena propina. El servicio pudiera ser tan profesional como el cocinero/a que hizo el menú, pero en cariñoso no se encontrará otro igual. Muy amable también el dueño. Mi hermana que nos visitó desde washington, estaba más que contenta y yo, no solo escribo malas crítitcas sino me alegro muchísimo más poder poner una buena - claro es mi opinión personal. Un saludo al propietario -