Restaurante: Xalet de Montjuic

Todo estuvo muy bien, lo que me sorprendió fue que no tuvieran aceite de oliva virgen extra de catalunya, puesto que tenemos aceites tremendamente buenos, sin despreciar los de fuera, pero no tenemos nada que envidiar. Además cogiendo aceites catalanes favoreces la compra de km 0, que es muy importante.

He leído los comentarios y por mi parte no me corresponden con la realidad. He estado dos veces con promoción de lets bonus y el sitio es precioso, la comida calidad precio buena y el personal si, es extranjero pero nos atendieron en un perfecto catalán y el servicio rápido. Pienso aprovechar todas las ofertas que salgan.

Como he leído más arriba, coincido plenamente en no recomendar este "restaurante". Al principio haces la reserva pensando en una noche romántica para dos, buenas vistas, sitio elegante, buena comida... Todo perfecto. Hasta que entras al restaurante, no hay ningún español entre los camareros, te recomienda el maitre un vino de casi 200euros antes de saber si vas a cenar carne o pescado; pides la cena, carne cruda (me gusta al punto, pero cruda no, hay una ligera diferencia); a mi mujer, el pescado sin sabor ninguno, como congelado. Pedimos tres entrantes, a cada cual más caro y peor, dos infusiones y una copa de pacharán... El precio de la cena: 175 euros. Un auténtico atraco para lo mala que estaba la comida, y es cierto, he comido en sitios de menú a 10euros con mejor comida. Este restaurante le doy cuatro días abierto al público, sólo merece por las vistas que tiene. No recomendable.

Celebramos la comida de navidad con la familia. Estuvo todo muy bien excepto el caldo de navidad. Un caldo maggi tiene más sabor. Un poco decepcionante por el elevado precio. La vista espectacular, si no fuera por el tejadillo que se ve en primer plano.

Me siento bastante decepcionado con este restaurante. Solicité en el campo de comentarios al hacer la reserva si nos podían poner en el restaurante interior junto a una ventana con vistas por tratarse de un aniversario y me respondieron correctamente por mail que las mesas se otorgaban por riguroso orden de llegada, de entrada me pareció razonable y tampoco me preocupó excesivamente porque íbamos a cenar pronto, a las 21h. Sin embargo, empezamos mal cuando me llamaron por teléfono pocas horas antes de la cena para retrasarme la reserva 1h porque al parecer tenían un "evento". El "evento" resultó ser una boda que tenía reservada toda la planta superior y la sala inferior giratoria, por lo que acábamos cenando en la terraza exterior. A pesar de sentirme engañado por la gerencia del local, accedimos sin problemas a cenar en la terraza porque nos ubicaron en una de las mesas más exteriores, reconozco que el cambio de ubicación forzado no me defraudó del todo, en parte porque aún hacía buen tiempo y las vistas aunque no están al pie de la mesa, son buenas. Sin embargo, durante toda la velada tuvimos que soportar la música del "evento" cosa que no se le supone a un restaurante de esta categoría. El servicio en nuestro caso fue rápido supongo que porque éramos de los primeros, y el camarero que nos atendió fue muy atento (diría que lo mejor del local). El personal de cocina es todo extranjero y tan sólo algún responsable de sala se expresaba en catalán. Quizás algunos encuentren esta opinión algo mezquina, pero a mi personalmente me parece lamentable que un restaurante de tanta categoría no contrate más personal autóctono, quizás es señal de salarios moderadamente bajos lo que choca con los precios de la carta que sin ser exagerados no son baratos. Nuestra cena en pareja salió por 140 € eligiendo dos entrantes de precio bajo, dos segundos de carnes de precio medio, vino recomendado d. O. Montsant 2006, una botella de agua, dos postres y dos cortados descafeinados de máquina. Para hacer un poco de justicia diré que la materia prima utilizada en los platos sí es de primera calidad y su variedad, originalidad y elaboración merecen una mención especial, aunque no alcanza tampoco el grado de excelencia esperado. Otro detalle que no me gustó nada es que al pasar por el pasillo que lleva a la terraza se ve la cocina mediante una pecera de cristal y observé como algunos de los responsables de sala con corbata entraban a hacer los pedidos a los cocineros y aprovechaban para picar restos de comida con las manos de los platos en los que sobraba algo, todo muy poco higiénico y lo que denota una falta de profesionalidad muy grande en horas de trabajo, más sabiendo que la cocina está visible a los clientes. Sinceramente, no recomiendo a nadie este restaurante porque su gestión es nefasta en relación a lo que debería ser por calidad gastronómica, ubicación y prestigio. Personalmente he cenado en restaurantes con mucho menos glamour, por menos de 100€ y saliendo muchísimo más satisfecho de la experiencia, por lo que no pienso volver nunca a no ser que cambien mucho su forma de gestionarlo.