Celebrábamos una comunión. El salón estaba repleto, pero no había ningún tipo de separación entre unos invitados y otros. El menú de los niños, de 33 €, escasísimo. En lugar de tarta con helado les dieron un polo. Todos se quedaron con hambre. Mucho humo en el salón causado por la parrilla. Poco sitio en la mesa. Jamón seco, hojaldre gomoso, ración de cordero y trozo de tarta minúsculo. El helado que sirvieron antes del segundo plato, una vergüenza. Y por si fuera poco nos cobraron más de 100 € de más.