Se celebraban las jornadas del atún rojo, teníamos ganas de de participar, y no nos han defraudadado en absoluto. La comida genial y el servicio excelente.
Se celebraban las jornadas del atún rojo, teníamos ganas de de participar, y no nos han defraudadado en absoluto. La comida genial y el servicio excelente.
Volvimos dada nuestra positiva anterior experiencia, y de alguna forma corroboramos el tema, salvo por precio. 160,38 euros es un alto precio con solo una botella de vino, y con la circunstancia de que el tercer comensal no comió 2º plato ni hubo postres. En tal caso, hubiéramos llegado a los 200 pavos fácilmente. Y casi 70 euros/persona, hoy día, son muchos euros, incluso con las 4 cigalas del principio, 780 gr. A 90 el kilo arrojaron 70,20 en la cuenta. Y eso con precio de oferta, según nos dijo el maître, quien nos asesoró y nos metió lo que buenamente quiso. De hecho, me cambió el paso y me coló un arroz a banda con fondo de calamar picado, que en ese momento estaba al punto y había sobrado de un pedido para 6. Bueno, yo soy arrocero y me dejé llevar. No estando por la labor, me limité a comer el arroz que estaba bueno, lo reconozco. La lubina a la plancha con sus 2 patatas cocidas muy bien. Sacada de una pieza de campeonato, entresacaron una ración perfecta. Y la merluza a la plancha exquisita, al punto perfecto, una tajada de lujo, un placer. Por lo demás, resaltar el localazo destinado a restaurante, amplio y muy bien ambientado, con una parte de cristalera por donde entra una luz incomensurable que ilumina todo el habitáculo. Las mesas muy bien vestidas, servilletas de tela, buena vajilla, etc. Bien presentado, sin ser de lujazo exquisito, pero muy bien, hay que reconocerlo.
Rabas en terraza muy regulares y servicio pasota y mal educado. Precios de carta caros. Hay mejores opciones en suances.
Nos había recomendado el restaurante los dueños de la Posada del Marqués de Trancadorio, en donde habíamos pasado la Semana Santa. El domingo de resurrección estaba el restaurante a tope. Eran las tres menos cuarto y con una gran amabilidad la recepcionista nos hace un hueco a eso de las tres y media. Incluso nos salío a buscar a la terraza, donde esperábamos tomando una cerveza. Lo que no sabíamos es que ya sentados en el comedor tendríamos que esperar casi una hora que ¡¡¡¡ nos trajeran la carta!!!! Y eso porque protestamos... Y es que comiendo se encontraba un "personajillo" seguramente político de la zona o similar (muy conocido en su casa ) y los empleados babeaban para servirle dejando al margen a los demás. La comida, las anchoas de santoña, el arroz con bogavante y el brazo de gitano, estaban exquisitos. Pero parece que no sientan tan bien si se nos ignora ante a un "famosete", que pasa por el lugar. Naturalmente dimos una queja a la salida. Es una pena tener que escribir este comentario porque la comida fue excelente.
Es una pena como este sitio, bueno antaño se ha dejado llevar por la prepotencia y ahora parece que te están haciendo un favor dejándote entrar en su establecimiento. Siempre solía ir allí cuando visitaba a mi hermana que vive en la zona, pero el trato ha bajado tanto que es prácticamente imposible que vuelva por allí.
La ultima vez estaba sentado en la terraza y se puso a llover y les pedimos entrar a ponernos a cubierto y sentarnos dentro; pues mientras un camarero nos decía que nos sentáramos otro nos decía de muy malos modos que esa mesa era solo para comer (habíamos pedido una ración y le llamamos para pedir otra) y que no podíamos estar allí, con lo que no nos dejo mas remedio que pagar y salir de allí por no montar un escándalo. Una vergüenza!!. Han perdido los modales y el norte, con lo difícil que es perderlo en Suances.
Lugar excelente para comer y tapear, muy buena cocina ,servicio esmerado, lo recomiendo.