Terrorífico, el restaurante estaba semi vacio. Tras ser atendidos por la dueña la cual nos hablaba de mala manera y bruscamente, tuvimos que esperar dos horas para un par de ensaladas. El camarero nos dijo que iban a tope. ¿me toma el pelo verdad? Solo faltaban las bolas de pelusa del oeste mostrando que no había nadie. Cuando por fin llegaron los segundo, mi pata de pollo estaba sangrando como si no hubiera un mañana... Jamás jamás volveremos.